RAÚL CASTAÑÓN DEL RÍO

ESCRITOR

 
 
 

De cercanías y lejanías

Volver a puerto seguro es fácil así, con las cartas de navegación marcadas por la biografía. Ayer mismo he vuelto a comprobarlo volviendo sobre los pasos que me tocó andar en su día. Una feria veraniega de cuando niño, frente a castillos de arena lamidos por el mar, ayer vestido de invierno. Un frío pabellón con aulas y examen, primera convocatoria

de la mayoría de edad que en su día permitió opositar para las incógnitas de la adultez. Un aulario posterior de estudios veinteañeros visto desde fuera y desde cerca, y tan lejos a la vez, cubierto por la caída otoñal de las hojas en sepia. Reponer fuerzas comiendo en un local conocido de entonces, reconocible a través de los años y los nombres de los giros. Una ruta de café irlandés con tragos de rubias y negras: la crema de los bares, acogedores como nunca siempre que llueve. Al calor de los recuerdos llueven reminiscencias bebibles y conversables de sábados del otro siglo, muchos de ellos con lluvia externa también. Lluvia de naderías entretejidas con el hilo dorado de ciertos recuerdos que siempre estuvieron. Estaciones de parada obligada y reconfortante. Transportes de vuelta al pasado, que vuelve a presentarse a examen plácidamente, en su justa trascendencia y medida.

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