RAÚL CASTAÑÓN DEL RÍO

ESCRITOR

 
 
 

Rosas de ciudad

No deja de fascinarme el plano de las motivaciones, la vida propia y sorprendente de la que te hablan a poco que las escuches. Con solo sacudir un poco la rutina y dar un paso adelante, aunque sea hacia un barrio vecino, ya se obtiene una muestra productiva de lo bien motivado y loco por incordiar, en el buen sentido. Esta vez volvió

a bastar con un café, aunque fuese de máquina. Un café, una charla, un recuerdo contra los fríos. Duró muy poco, pero valió por bastante más. Un bienestar, un sosiego y enseguida una inspiración. Cuando algo no sucede en la realidad, siempre se puede escribir para que suceda literariamente. En principio iba a ser solo un apunte para desarrollarlo otro día, con más dedicación y menos pereza. Pero no hizo falta esperar: la historia no pudo esperar para contarse y se escribió del tirón. Una historia con color y con calor propios que quería suceder cuanto antes. Y yo no pude negarme porque querer es poder.

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