Martes y trece

Hay días de cara y otros de cruz, cual monedas al aire para sortearse. Ayer fue martes y trece, tradicionalmente asociado a la mala suerte. Pues resulta que este caso particular no se cumplió con los malos pronósticos. Una buena noticia en el ámbito familiar y otra en lo literario.

Interés por significar y reseñar una parte de mi obra. Con una entrevista improvisada sobre la marcha alcanza para recordar muchas cosas –y nunca demasiadas, nuevamente por suerte–. Tu ciudad, tu colegio, tus insobornables colores de fútbol: el amor declarado por todo ello. Una retrospectiva espontánea que le saca brillo a una época ya dorada de por sí. Y es que a veces para ponerte la sonrisa por dentro y resituarte el corazón basta un golpe de suerte, sea el día que sea. Hoy, día que llaman de los enamorados, seguimos sonriendo también por esa suerte de cara.