Vorágine

Esta primavera está siendo para mí un cambiante total. Movimientos. Sacudidas. Temblores sin miedo alguno. La verdad que estos meses me ha pasado de todo, desde la pérdida de alguien irreemplazable, hasta reencuentros emotivos, viajes de retorno y de reinicio, o algunos borrones seguidos de cuenta nueva. Y todo con un trasfondo de cambio integral (y en vísperas del todavía más, a poco que acompañe la suerte).

Hay cosas, sin embargo, que nunca cambian. O que no se dan por vencidas. Voluntades que vuelven siempre desde un pasado al que no se resignan. Mismamente mi yo escritor, relegado por toda la vorágine apuntada al principio de esta entrada. Esta vez

vuelve a requerirme para la escritura una historia. O más bien un personaje. Un viejo conocido, aparcado durante años por cursar otras derivas literarias. Su nombre prefiere conservar el anonimato por ahora. Otra cosa será cuando pueda asentarme y darle el tratamiento que merece. Entonces el personaje en cuestión volverá a sus orígenes. En todos los sentidos. Por el momento puedo adelantar que me ha sorprendido su propuesta. Y que la he aceptado de palabra. Un compromiso inédito para mí. Esperemos no defraudar.