Volver a casa
El verano, como siempre por este hemisferio norte, se sigue acabando en septiembre. Un mes tradicionalmente de vuelta a las clases y al trabajo. Sin embargo, este año, y en este caso mío particular, no va a ser así. Habrá demora y
no volveré hasta octubre. Pero lo haré al estilo decisivo de McArthur, solo que por impulsos de paz y no de guerra. Volveré con y por mi bandera, para plantarla en todo lo alto de un castillo invisible. Fortaleza y libro nuevos, luces de otoño y que salga el sol por Antequera. Volviendo a mi caso concreto, individual y exclusivo, no hay quien dé más. Es mi techo, y me basta y me sobra con ello.
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