RAÚL CASTAÑÓN DEL RÍO

ESCRITOR

 
 
 

Reposo

Como tras de toda tormenta que se precie, después de tanta actividad febril tanto tiempo me llega, por fin, la calma. Un reposo en mi caso y en mi casa. Porque hogar, dulce hogar, no nos vamos a engañar. Lejos de convalecer

, para mí reposar equivale a sentarme para escribir. Es un hecho que escribir me descarga tensiones. Por poco que me siente a escribir ya descanso, y duermo mejor por la noche. Capítulo aparte es la utilidad. Porque siempre está por ver lo que puede dar de sí fuera de mí lo escrito (seguro que muy poco en términos absolutos), pero a mí escribir me vale y me llena. No sé lo que tiene la escritura, pero la necesito y, como le pasaba a Paul Auster, me siento mucho peor cuando no escribo. 

Y para muestra, el botón de un poema. Un género del que poco leo y hasta reniego a veces. Pero el solo hecho de sentarme unos minutos y que me fluya alguna materia literaria hasta el cuaderno ya se hace histórico en mi anonimato de autor. Tampoco queda tan mal como entremés inaugural

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