Premios
Corre un junio crucial. Tan crucial o más que el del año pasado. Otra vez a jugársela, a ponerlo todo y a cruzar los dedos tratando de no pillárselos para no lamentarse de más. Pero es inevitable, por ser las reglas del juego. Cuando se apuesta, puede salirte la suerte de cara o tacharte con una cruz. El año pasado salió todo bien menos lo del ascenso, que nunca estuvo más cerca, hasta hoy, que volvemos a intentarlo los oviedistas a lo largo del mes. Para esto y para todo lo demás
, siempre tiene que acompañar en mayor o menor medida la suerte, ponerse de nuestro lado en las duras para ayudarnos a madurar la victoria.
Esta semana comienza con la suerte sonriendo. Con la activación de energía necesaria para lo crucial. Cruzar el río es siempre cuestión de tiempo, de esfuerzo, de ilusión sostenida contra tormentas y perdiciones.
Mientras se resuelven mes y destino, termino de acondicionar otro libro para otro certamen de suerte incierta. Pero, a diferencia de otros lances, ahí ya tengo un premio seguro: mejorar el texto y hacerlo un poco más presentable. Y después de filtrar errores con ese libro, ponerme ya de pleno a participar por invitación en el siguiente. Un libro conmemorativo y honorífico directamente relacionado con el tema del mes. El honor es mío. Y el privilegio de las inspiraciones, también. Acaben como acaben las calificaciones, sonría o no finalmente el destino. El premio material, escrituras aparte, apunta a viaje de fin de curso y de temporada. La ciudad por donde transcurre un río con tanto significado es siempre de sobresaliente.
Por último un deseo a modo de resumen para esta primavera: que se den bien los tréboles de cuatro hojas y nos florezca la suerte.
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