Lujos de la sencillez
El efecto sorpresivo de una historia a veces tarda años en revelarse y lo hace por medios poco ortodoxos, incluso ajenos por completo al propio texto. Porque hay historias que se vuelven que ni pintadas para estos días inciertos y deseosos de aire. Por antiguos que sean, y sin que se sepa por qué, esos relatos del pasado cobran una inusitada, insólita actualidad. Y ya no nos queda otra que sonreír. Pero mejor será que lo cuenten directamente los mismos personajes. Que compartan un poco de su menú adolescente del Excelsior.
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–No puedo creerlo, Víctor –dijo Helena. Parecía en verdad sorprendida, con los ojos muy abiertos balanceados entre la incredulidad y la admiración–. No solo recordabas el menú, sino que has conseguido que nos lo sirvan aquí. Nada menos que en el Excelsior.
* (Continuará en algún formato papel)
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