Música en desconcierto

Ya he experimentado otras veces ese mismo fenómeno de irrealidad sobre la irrealidad –la irrealidad ya intrínseca de los sueños–, pero esta noche pasada me hizo dudar de nuevo. Yo volvía 34 o 35 años atrás, a mi adolescencia del siglo pasado. Estaba en un concierto heavy fuera de mi ciudad, pero no lejos. Un plan propuesto

por alguno de mis conocidos –por nombre, apellido o apodo– de aquellos finales de los ochenta, tan roqueros para nosotros. Era también de noche. Recuerdo un escenario lejos y mal iluminado, alguna chica que parecía especial, algún intercambio de direcciones para escribirnos las cartas y compartir los discos de entonces. Al despertarme de madrugada reconocí el episodio como plenamente real: eso había sucedido, seguro; aunque no pudiese recordarlo en detalle. Poco antes de dormirme otra vez ya no estaba tan seguro y ahora creo que nunca ocurrió de verdad. Más bien creo que fue una reedición de un sueño del pasado, un sueño sobre un sueño recuperado por su cuenta y riesgo, sin explicación aparente. Otra música desconcertante del pasado reinterpretada con sus acordes nebulosos de siempre.