RAÚL CASTAÑÓN DEL RÍO

ESCRITOR

 
 
 

Pensamiento evasivo, aunque giratorio

El verano llega a su ecuador y la incertidumbre prosigue también. No hay manera con esto. La sensación de provisionalidad lo invade todo y contribuye a aumentar el desconcierto general originado por la pandemia. Con la vida trastocada y los planes cancelados, nos queda poco donde agarrarnos. Por eso la introspección y el aislamiento

ganan terreno en la gente. La sensación de planes siniestros orquestados desde la sombra, también. Eso provoca la reacción lógica de evitar pensar demasiado sobre ello, lo que a su vez lleva a aumentar las sospechas de conspiración para obtener a saber qué intereses económicos de fondo. Los que tiran de los hilos tienen que estar frotándose las manos. Cuanto menos pensemos, mejor para ellos, porque así se reducen las opciones de desenmascaramiento. Y quizá también mejor para nosotros, porque nada arreglaríamos tampoco con saber.

Mientras tanto, el Día del Libro desconvocado en abril nos lo han devuelto tres meses exactos más tarde, el 23 de julio. Pleno verano, aunque no lo parezca por el continuo torpedeo del miedo. Se agradece la intención de la convocatoria, pero no puede ser, ni de lejos, lo mismo. Por ningún motivo, ni universal ni personal. Ya bastante desnaturalizado está yendo el año como para mover de sitio las estaciones y sus hitos. Lo que nos queda es volver atrás por nuestros medios para contrarrestar el veneno inoculado a este 2020 nefasto. Yo lo mitigo sintonizando, por puro instinto de supervivencia, mi canal nostalgia particular. No es ninguna maravilla de emisión, pero a mí particularmente me funciona para pasar el trago sin ahogarme más de la cuenta. Recogimiento selectivo y barajar recuerdos en la distancia. Viajes de lejanía atraídos de cerca. Paseos por los senderos y paisajes de la adolescencia que la invocan con detalle y alguna que otra conversación con quien tenga el poder de regresión, directa o indirecta, habiendo vivido o no esa época dorada. A fin de cuentas, se trata de mantenerse a flote en las aguas turbias del canal mientras escampa la tormenta. 

Y el desafío giratorio continúa. Evasión a evasión. Estación a estación.

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