Vivir para contarlo
Dicen que el carácter es el destino y puede ser. Puede ser que el soñador o el perseverante alcancen en mayor o menor medida lo que persiguen, que el trabajador vea fructificar su trabajo, incluso que el culpable se vea finalmente penalizado con justicia. Como justo
sería que el destino recompensase algún día los esfuerzos o se cobrase las deudas. Un sistema de contabilidad universal improbable que se nos escapa al común de los mortales. Como el tiempo, como esta primavera ya casi transformada en verano. Como los momentos dichosos y culminantes que perviven al recordarlos en nuestro interior.
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