Sálvese lo que se pueda
Lo de abrir el camino a la publicación desde el cajón escritor depende de muchas variables. Esta que abordo ahora es peliaguda como ninguna. Pero vamos allá: si un día no puedo decidirlo yo, que abra la puerta esta llave. En un cajón de mi escritorio la encontraréis, ahí donde apunta el gastado corazón de la imagen.
La carpeta de escritos electrónicos guarda muchos apuntes, borradores y no pocas obras dadas por terminadas, aunque eso siempre sea relativo. Sinceramente, no creo que haya ningún archivo demasiado presentable con fecha anterior a 2015, pero a saber por dónde discurrirán los criterios literarios del futuro. Expreso también mi deseo de destruir todo lo demás con el formateo de mis equipos informáticos. Sálvese lo que se pueda, si es que hay algo salvable y/o publicable en este mi caso. En su día, claro. Qué prisa puede haber.
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