RAÚL CASTAÑÓN DEL RÍO

ESCRITOR

 
 
 

Estrenos de primavera

Me coincide con la llegada de la primavera un libro cierre de ciclo (viajes, andaluces preferentemente; el nuevo Cuaderno andaluz, vaya). No es el libro definitivo, el que tenía proyectado en esbozos, sino un arreglo temático temporal. Ese era el problema, que se me acababa el tiempo

y tenía que entregar el libro en plazo para un certamen. Los dos últimos meses fueron de trabajo intensivo con la obra, dedicándole todo el tiempo libre que me dejaba el trabajo con nómina y el sueño derivado de esos madrugones laborales. Acabé la propuesta (portada incluida, un diseño sobre la marcha) apenas una hora antes del cierre del plazo. Fue satisfactorio y liberador. Aunque luego, al recuperar la normalidad sin apremios, me percataría de algunos daños colaterales. El esfuerzo final para rematar el libro me había dejado agotado intelectualmente y con otros asuntos pendientes. Cuando volví en mí (literariamente hablando) a los pocos días, vi que se me habían quedado en el tintero otros certámenes vencidos por un día o dos. Y varios más a punto de vencer, con lo que tuve que ponerme con ello durante dos días más, sacrificando de paso el primer domingo de luz alargada por el cambio de hora.

Con ese final provisional del libro me dio por pensar un poco también. Más bien recapacitar, en este caso, sobre las cosas que quiero decir o puedo llegar a decir escribiendo. Y he llegado a concluir lo que me temía la primavera pasada, durante un relato nebuloso que, si no definitivo, se le acercaría bastante; aunque fuese a tientas entre esa niebla citada. Un relato breve inspirado por una fugacidad intensísima y reveladora que transcribí en verano. Después de ese compendio vital veo difícil dar en un futuro otra cosa que vueltas literarias en círculo. Si bien se intentarán nuevos arreglos que no desdigan del todo con el conjunto. He dicho.

 

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